Trackball Logitech M570 sin cables

Hoy me ha tocado hacer una review en profundidad de un ratón. Pero no de un ratón cualquiera, de mi ratón. No voy a engañar a nadie. Harto de comprar ratones baratos cada año/dos años decidí gastarme más dinero de lo habitual. Darme un capricho y comprarme un Trackball. Vamos un ratón, pero raro.

De esto hace ya años, muchos años. Era color crema y tenía una bola roja de lo más llamativa. El flechazo fue instantáneo y el romance larguísimo. Decidí jubilarlo una década más tarde todavía funcionando -aún lo hace y ya han pasado unos pocos más-. Era la primera versión del Trackman de Logitech.

La evolución fue su versión óptica con cable en color antracita y posteriormente el Trackman Wireless M570 que por cierto es del que os quería hablar. Un nombre horroroso y carente de glamour para un ratón diferente, duradero y con buen rendimiento en el día a día.

Punto uno: Este tipo de ratones, los trackball, no resultan cómodos para todo el mundo. Sobre todo al principio. Una vez que te acostumbras no se nota la diferencia.

Punto dos: Si eres zurdo no sigas leyendo esto. Logitech ha decidido que o te compras un Trackball "bolanemedio", también llamado Marble -sólo disponible con cable-,  para ambidiestros o personalizas los botones de un ratón de los de toda la vida. Y punto.

Cuando obligado por las circunstancias a modernizar el ratón - los niños pequeños adoran los cables- me planteé comprar el M570 una de las pegas que tenía con los ratones wireless era la triste duración de sus baterías/pilas. No me ayudaban nada mis experiencias previas que acabaron en el cubo de reciclaje tras tener que cambiar mensualmente sus baterías.


Al leer que la duración de la pila -sólo lleva una- era de año y medio dudé entre carcajearme levemente o descojonarme directamente. Como es obvio lo de año y medio lleva letra pequeña y depende del uso. A pesar de eso le cambié la pila en Agosto, al cabo de ocho meses. Con un uso diario, pero medio, del dispositivo. Sorprendido me quedé aunque la publicidad exageraba levemente.

Desembalando

Se han puesto de moda los "unboxing" que viene a ser un "sácamedestacajaperoya" en castizo. Poco que contar. El trackball, el receptor y los manuales con CD que no es necesario en versiones windows 7 y posteriores. Siempre mejor opción bajar los drivers más actualizados de la página del fabricante.

Detalle compartimento

Destacable que en caso de que se quiera usar en diferentes lugares el receptor se puede guardar bajo la tapa de las pilas. Dispone de un compartimento en que "clavarlo" y guardarlo a tal efecto.

Con el programa de Logitech permite que sus botones de "adelante" y "atrás", así como el resto, sean totalmente programables.

Impresiones tras un año de uso.

Cómodo, al igual que el resto de los trackman previos.

Duración de la batería: Más que aceptable. Exprime una sóla pila AAA más allá de lo que parece posible con su sistema de autoapagado. Aún así el año y medio que publicitan no lo alcanza, lo de "según uso" ya sabemos lo que significa.

Se acabó el enloquecer con radioreceptores que hay sintonizar de vez en cuando. El sistema Unifiying permite con un sólo receptor USB conectar diferentes modelos de ratón y teclado de modo muy sencillo. Sin embargo los 10 metros de alcance de los que se jacta la marca depende de donde esté situado el receptor. En la parte frontal me alcanzaba los 7 metros sin problemas -no probé mas allá sin obstáculos-, en la trasera y contra la pared llega a los 2 metros y medio. A veces mejor que otras.

Facilísimo de limpiar. Sólo hay que extraer la bola y limpiar el interior, dispone de salida inferior para el polvo y la suciedad.

Lo he probado trabajando mayoritariamente y con juegos de vez en cuando. Es un buen dispositivo aunque no es ratón para Gamers resultando, sin embargo, una opción a tener en cuenta profesionalmente hablando.

A tener en cuenta: El precio recomendado por Logitech en su página oficial está en torno a los 70 €.
Se puede conseguir sensiblemente más barato. Por ejemplo en Amazon.es donde su precio ronda los 50€.

Escrito por J. Trallero