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martes, 30 de junio de 2020

Libros electrónicos y machos cabríos



Cabrón. Es el calificativo que te mereces. Prometiste el siguiente libro para 2020. Dijiste que podríamos encerrarte en una cabaña hasta que lo terminases si no cumplías. No nos dejas alternativas. George cabRRón Martin. Me has decepcionado. Con lo que hemos pasado juntos. Allá por el año 2002 te conocí, ambos teníamos 18 años menos. Tú ya eras talludito. Yo aún no merodeaba la treintena. La diferencia de edad no importó. Me enganchaste a tu Canción de hielo y fuego. Hasta hoy. He de decir basta a esta relación tóxica.

Aquel primer libro, Juego de tronos, me encandiló. Más de 800 páginas en papel que devoré maravillándome con cada uno de los personajes, sorprendiéndome con cada giro. La ansiedad por continuar con las aventuras de los Stark, los Lannister, Targayren y compañía duró menos de un año. En 2003 se publicó la segunda parte, Choque de Reyes. Más de 900 páginas tan trepidantes como las de la primera parte. Al terminar, dos años de barbecho, hasta que en 2005 nos volvimos a encontrar. Tormenta de espadas fue el título de esa tercera entrega. En torno a 1200 páginas. Festín de cuervos llegó en 2007. En torno a 800. Tras un total de mas de 3700 páginas que al peso son unas cuantas, llegó el libro electrónico. Y comenzaste tu declive.

5 años. 5 tardaste en dar al mundo (hispanohablante) la quinta entrega. Danza de dragones. Con esta novela, nuestra relación llegó a las 5000 páginas. La sensación fue diferente. Extraña. Antes del lanzamiento de la novela, reinicié la lectura de la saga. Con mis libros de papel. Cuando afronté el nuevo libro, lo hice en formato electrónico. No fue lo mismo. El peso de la historia, quizá.

Recuerdo en aquellos tiempos, a mediados de 2010 multitud de charlas con Juan Gómez-Jurado sobre los beneficios del libro electrónico. Ambos hemos sido siempre de bibliotecas bien nutridas, de adoración a los libros. Y de charlas sobre literatura. Él me regalo el libro electrónico en el que leí Danza de Dragones. Me lo trajo de uno de sus viajes a EEUU cuando no había llegado Amazon a España. Os voy a ser sincero. No me convencía. Aún con mi profesión relacionada con la tecnología, era muy tradicional en ese aspecto. Juan, en cambio, lo vió claro. La apuesta por el libro electrónico tenía que ser decidida.

Tanto quería apostar, que nos embarcó, al también escritor Manel Loureiro y a mí, en un proyecto absolutamente innovador. Estaba naciendo todavía el mercado del libro electrónico en España, muchos proyectos nacían muertos, ante la rigidez para adaptarse de muchas editoriales y la intención de mantener el nivel de beneficios de grandes cadenas. Pues bien, a Juan se le ocurrió crear una red social en la que compartir los libros de nuestra biblioteca virtual. Un gigantesco club de lectura.

El proceso era simple. Un usuario compraba un ebook, lo añadía a la su biblioteca, gestionada por una aplicación en el ordenador, y mediante un drag&drop, prestárselo a un amigo, por un determinado período de tiempo. La aplicación se completaba con un completísimo catálogo de novedades, opiniones sobre los libros, recomendaciones y un montón de proyectos más. Nos reunimos con las mas grandes editoriales del país. El proyecto no era caro. Pero el miedo del mundo editorial a que se les acabase la gallina de los huevos de oro, mezclado con la inminente llegada de Amazon, y la incapacidad manifiesta de apostar por el I+D nacional, dejó todo en una bonita historia.

Según pasaban los meses, me di cuenta de que esa tecnología había llegado para cambiar nuestras vidas. Podías leer tumbado en la cama un volumen de tres mil páginas sin que se te quedase el brazo dormido. Podías tener en la palma de tu mano una biblioteca entera. Las pantallas de tinta electrónica necesitaban una luz externa, con lo que no cansaban la vista ni lo más mínimo. Y para ser un dispositivo electrónico, no eras esclavo de un cargador de corriente.

Hubo quien en aquella época, se deshizo de todos sus libros en papel, donando los ejemplares a bibliotecas, o regalándolos. Yo fui incapaz. Sigo teniendo cientos de libros ocupando las paredes de mi casa. Pero fui cambiando mis costumbres. Desde entonces, tengo un libro electrónico en mi mesilla. Y cada noche puedo decidir lo que leo solamente pulsando unos botones en un menú.

Hay mucha variedad de ebooks en el mercado. Muchos modelos diferentes, con sus pros y sus contras, pero yo me quedaría con tres únicas marcas: Tagus, Kobo y, cómo no, Kindle. La principal diferencia de Kindle con las otras dos, es el ecosistema de Amazon. Una librería virtual enorme. Cuenta con Kindle Unlimited, que te da la posibilidad de acceder a más de un millón de libros por 9,99 € al mes. Pocas empresas pueden ofrecer esto. Y esa es la principal ventaja de Amazon sobre sus competidores.

Por características técnicas, la pantalla de 6 pulgadas es la predominante. Hay que escoger si lo queremos con retroiluminación o no. Consiste en una luz LED que sale de los bordes de la pantalla, para permitirnos leer sin una fuente de luz externa. Pero no es una luz que se dirija a nuestros ojos, como la de los teléfonos o tablets, así que es muy cómoda. La ventaja de las pantallas de tinta electrónica, es que son prácticamente inmunes a la luminosidad del sol a cielo abierto. Intenten leer en un móvil con el sol a su espalda. No tendrán ese problema con un ebook.

La batería suele durar varias semanas con un uso normal. Más de un mes si son de los que no tienen luz integrada. La capacidad, depende, pero en uno de los más modestos, con 4 Gb puedes guardar cientos de libros. En cuanto a la conectividad, casi todos poseen USB y conexión WIFI, para poder cargar libros en la memoria. Algunos, incluyen una conexión LTE (como si fuese una tarjeta de móvil) gratuita, para poder descargar libros, por ejemplo, en la playa.

Una aplicación imprescindible, si queremos sacar el máximo provecho de un ebook es Calibre. Es un programa gratuito, que descargamos en el ordenador, y nos permite tener organizada nuestra biblioteca. Él solito se encarga de descargar portadas, fechas de publicación, sinopsis… Está preparado para cambiar los libros entre diferentes formatos, PDF, EPUB,MOBI, DOCX y muchos más. También nos permite calificar los libros,y ordenarlos por autor o por temática. Lo dicho, imprescindible.

En fin, yo ya soy un converso. Pero sigo, como ávido lector, pendiente de las novedades, y de las series inacabadas. Por eso, George R.R. Martin, te tengo en el punto de mira. Si no hubieses dicho que eran 7 volúmenes, otro gallo cantaría. Pero lo has dicho. Ahora apechugas. Vete a la cabaña en la que deberías estar hace unos años y escribe los dos que te faltan. Que los años no pasan en balde.

Quizá sea la barba. Otro ejemplo, Patrick Rothfuss. La saga Crónica del asesino de reyes tuvo su primera entrega en 2007, la segunda en 2011, la tercera y última… sin fecha. Deberían prohibir a estos cabrones (por la barba lo digo) publicar una entrega sin tener escritas las demás. Que dejen de jugar con sus lectores. Que no todos estamos en nuestros cabales. Después se escandalizan con Misery…

Tomen ejemplo de J.K. Rowling. Ha terminado su saga de Harry Potter y ya puede vivir tranquila, Y millonaria. Así se hacen las cosas. Señor Gómez-Jurado, aplíquese el cuento y enciérrese a escribir la tercera novela de su serie.

 No puedo terminar este texto, sin recordar a Cristina Maciá, traductora de Juego de Tronos. Coincidí en una cena con ella en Gijón hace unos años. Para mí un privilegio. No he vuelto a hablar con ella desde lo de Hodor….Hold the door. Desafíos imposibles de traductores, por culpa de cabrones con barba.


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Photo by Oscar F. Hevia on Foter.com / CC BY-NC-ND

jueves, 25 de junio de 2020

Visto en las redes



Hoy tengo que hacer una crítica. A todos los medios de comunicación. La noticia saltaba el día 9, a media tarde. Y no he visto titulares a 5 columnas, como corresponde a una revelación de tal magnitud. Ni ha abierto telediarios. Ni se han hecho sesudos debates entre tertulianos ultrapreparados. Menos mal que estoy yo aquí para mantenerles informados. Les cuento:

Resulta que el señor Presidente del Gobierno, ha anunciado un acuerdo con Gavi para apoyar con 50 millones de euros las investigaciones para una vacuna contra el COVID-19. Lo que no nos ha dicho el muy felón, es que Gavi es una farmacéutica maligna. Tan maligna como sus propietarios, Bill y Melinda Gates. Estos personajes son unos eugenésicos. Traduciendo, defienden la selección natural a partir de la eliminación de gente defectuosa genéticamente. Hasta aquí bien, todo normal. Solo sobrevivirán personas genéticamente perfectas como ellos, ejemplares modelo de la raza.

Pero el plan es más profundo. En las vacunas que diseña Gavi, introducen microchips y nanobots. Para recabar datos de la población. Los muy cabrones. Además introducen otros metales tóxicos, y el llamado “polvo inteligente”, que debe ser algo así como una mezcla entre cocaína y polvo de hadas, para hechizarnos y colocarnos al mismo tiempo. Y lo disfrazan de beneficencia. Desgraciados.

El objetivo final, como no puede ser de otra manera, dada la calaña de estos energúmenos, es que cuando se active la red 5G, se podrá controlar desde sus maléficas antenas a todos estos nanobots. Éstos, una vez conectados a la red 5G nos podrán obligar, ya que tienen colonizado nuestro cuerpo: a bailar reguetón en funerales, a votar a determinado partido político, a tirar las mascarillas y los guantes en las papeleras, o incluso a hacer saludos fascistas como si tuviésemos calambres repentinos en el brazo. Menos mal que existe Miguel Bosé, porque si esperásemos por los medios de comunicación estaríamos en la ignorancia. Bandidos.

Menos mal que Miguel Bosé es la Resistencia, como se autoproclama en su último Tweet con el hastag #YosoylaResistencia contra Pedro Sanchez “el Salvador” (sic) y contra la vacuna del Covid que nos convertirá en borregos a todos. Pero aunque él sea la Resistencia personificada, hay muchos más. Son Legión. Sacrificados partisanos que queman antenas 5g para evitar el control masivo de la población. Malditos chinos espías que mediante empresas como Huawei van perlando el mundo de una red de tecnología que nos convertirá en dóciles borregos. Hay fotos circulando por internet de los microchips que montan en estas antenas. En las imágenes, se aprecia claramente que está grabada la palabra COVID en su superficie. Estúpidos. Podían disimular un poco, yo que sé, poniéndolo al revés, DIVOC, por ejemplo. O mejor, grabar en los chips la frase “este dispositivo no sirve para controlar a personas”. Para, por lo menos, poder eludir responsabilidades.

Nuestra sociedad está despertando. Sólo necesitaba un meneo para empezar a percatarnos de las injusticias que pueblan el planeta. Y es el momento de solucionarlo. La lucha está en muchos frentes. Uno de los primeros es el racismo. El asesinato cruel de George Floyd en Minneapolis por parte de un policía ha causado un escalofrío mundial. Un agente de la ley lo ahogó hasta matarlo poniendo la rodilla sobre su cuello. No es la primera vez. Los llamados disturbios raciales, provocados siempre por episodios violentos e injustos contra afroamericanos han marcado la Historia de los EEUU. Y han provocado cambios. Ahí están nombres como Martin Luther King, Rosa Parks, Malcom X, Rodney King o ahora George Floyd. Nombres que se asociarán para siempre al movimiento por los derechos civiles en Norteamérica.

Pero el movimiento de Resistencia va más allá de la lucha legítima contra el racismo. Hay que acabar con todo vestigio. Novelas y películas como Lo que el viento se llevó son intolerables. Un blanqueo del esclavismo. Racistas como Churchill, que luchó como en una pelea de gallos contra otro racista pero más bajito y con bigote. Monumentos como las Pirámides son un recuerdo permanente de la mano de obra esclava. no pueden seguir en pie ni un minuto más. La antigua canción del anuncio de Colacao, o el Blues del esclavo, de Mecano. Colón y Hernan Cortés, los Hitler de su época. Y quizá, y sólo quizá muchos de los que están en la calles de Estados Unidos deberían renegar de sus abuelos por arrebatar sus tierras a los Indios. Quemar libros como La cabaña del tío Tom. Eliminar de las videotecas y plataformas online series como Friends, porque no salían afroamericanos. O El señor de los anillos, del fascista de Tolkien. O Harry Potter. O Homero.

La nueva rectitud moral que se impone en las redes, de lucha contra la injusticia y la discriminación de minorías debería hacernos reflexionar a todos. Porque la denuncia de la injusticia es siempre correcta, pero cuando se forman peleas por a ver quien lucha más alto y mas fuerte, se producen incongruencias. Perdemos el norte.

Homenajeamos a George Floyd tomando la misma postura, o muy similar a la que tenía el agente de policía cuando estaba acabando con su vida. Gritamos “no puedo respirar” en honor al fallecido en una manifestación sin guardar distancia de seguridad en medio de una pandemia. Se demoniza todo lo que no huela a políticamente correcto. Aunque sea de cinco siglos atrás.

Ése es el panorama que tenemos en las redes. Y, visto lo visto, se está trasladando a las calles. Ahora mismo tengo complejo de ciudadano éticamente relajado. O de moral difusa. Me duelen las injusticias, cómo no. Pero me cuesta indignarme. Me entristece la cantidad de personas que se ha llevado la pandemia por delante, pero al mismo tiempo me siento aliviado porque yo y los míos seguimos aquí. ¿Podemos cambiar la historia? Desgraciadamente no. ¿Podemos reescribirla? Por supuesto, pero eso no significa que la nueva verdad histórica sea más cierta que la que nos contaron. ¿Y como vivimos entonces? Mi opinión, aunque imponga respeto darla en estos días, por evitar pogromos… que intentemos mejorar el futuro. Que exijamos a nuestros dirigentes ese objetivo. Y que les hagamos responsables si no lo cumplen.

Derecho a una vivienda digna, a tener comida, trabajo. No ser discriminados por nuestras ideas, creencias o raza. Derecho a la educación. Llevamos demasiado tiempo viendo como se priva a los ciudadanos de sus derechos. Y no son una minoría. Empecemos por ahí. Paso a paso y sin estridencias. No hagamos caso al ruido. No juzguemos el pasado con los ojos del presente. Del pasado se aprende, no se vive en él.

Yo reivindico desde aquí mi derecho a escuchar canciones de Olé Olé mientras cocino. O la Pantoja. O a intentar buscar nanobots con antenas 5G en las vacunas. Que viendo las que tienen los routers wifi, y no dan cobertura a toda la casa no sé cómo se arreglarán para inyectarlos.

Mientras leo un hilo de Twitter con un cálculo del tamaño de las antenas que deberían tener esos nanobots, y me entretengo buscando noticias sobre el cocodrilo-nutria del Pisuerga, veo pasar tweets discriminando, descalificando, insultando,y ridiculizando al que piensa diferente. Luchando contra las injusticias.

Necesito unas vacaciones.



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lunes, 15 de junio de 2020

Ransomware, cifrar por cifrar


Hace un par de semanas les presentaba en esta columna una clasificación de diferentes tipos de malware. Hoy voy a profundizar un poco más en uno de los que más preocupa en la actualidad: el ransomware.

Recordemos que el ransomware es un tipo de programa informático con fines maliciosos. Su principal característica, como su nombre (ransom) indica, es que solicita un rescate para dejar de hacer sus fechorías. La variedad más “benigna” del ransomware es la del bloqueador. En estos casos, el programa se instala y muestra una pantalla con un logo oficial, del FBI o de la Policía, anunciándonos que hemos cometido un delito cibernético de cualquier pelaje y el ordenador se ha bloqueado para posterior investigación. No debe ser muy grave de lo que nos acusan, ya que por una módica multa de unos cien euros, el ordenador se desbloquea. Es obvio decir que ninguna Fuerza de Seguridad nos va a notificar un delito de esta manera. Así que, pueden solucionarlo iniciando el equipo con un CD o DVD que contenga un buen antivirus.

La otra variedad de ransomware es la que más preocupa a usuarios y, sobre todo a empresas. El ransomware de cifrado. Para entender que hacen estos programas, tenemos que entender en primer lugar unos conceptos básicos de un arte. La criptografía. La palabra proviene del griego ´kryptos´ ocultar y ´graphos´ escritura. A grandes rasgos, es una serie de metodologías que ocultan un mensaje para que sólo los destinatarios puedan leerlos. Partimos de un texto, y mediante un método, que llamaremos cifrado, obtendremos un criptograma o mensaje oculto. Si el destinatario conoce el método utilizado para el cifrado, podrá descifrarlo y leer el mensaje original.

Existen muchos métodos de cifrado. Todos hemos creado algún “lenguaje secreto” siendo niños. El método en esos casos solía ser la sustitución de unas letras por otras. Si el emisor y el receptor conocían la “clave de cifrado”, y coincidían, la comunicación era segura. Este tipo de clave ya se utilizaba en tiempos de los Romanos para el envío de mensajes militares. El método era también simple, y la clave era un simple número, por ejemplo, el 3. Esa clave indicaba un desplazamiento de letras en el alfabeto, de forma que la “A” se convertiría en “D”, la “F” en “I” y la “Z” en “C”. Es el llamado cifrado César. Les dejo un ejemplo de un posible mensaje que pudo haber enviado con esta clave: EUXWR OH OLUD ODÑ 

Este es un cifrado muy simple. Otros sistemas criptográficos bien conocidos son el código Braille, el lenguaje Morse o el lenguaje de signos. Pero la criptografía se ha ido mejorando. Uno de los casos más famosos es el de la máquina Enigma, utilizada por el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial. El éxito en el descifrado de los mensajes, conseguido por el equipo liderado por Alan Turing decantó la guerra del lado aliado indudablemente.

Otro concepto importante es si el cifrado es simétrico o asimétrico. El cifrado simétrico, es el usado en los ejemplos anteriores. Se usa la misma clave para cifrar y descifrar el mensaje. El problema es que esa clave tenemos que intercambiarla, es decir, tiene que conocerla tanto el emisor, para cifrar el mensaje, como el receptor para descifrarlo. Si por alguna razón, esa clave es interceptada, nuestras comunicaciones no serán privadas. Un ejemplo muy común ce cifrado simétrico que utilizamos continuamente es el de las redes Wifi protegidas por contraseña. La clave de cifrado se calcula mediante un algoritmo, a partir de la contraseña que tenga la red inalámbrica. Cuanto más compleja sea, más difícil será el descifrado.

El cifrado asimétrico, en cambio, requiere dos claves, una pública y otra privada. Si yo quiero enviar a Julio César, por ejemplo, un mensaje cifrado asimétricamente, tendré que conocer su clave pública. Una vez enviado, el utilizará su clave privada para descifrarlo. Este sistema es mucho más complejo, y se requiere de conocimientos avanzados para comprenderlo y utilizarlo. Se basa en algoritmos de cálculos complejos, como RSA, y es utilizado por agencias de inteligencia, bancos y militares de todo el mundo.

Una vez conocidos estos conceptos, podemos explicar de forma más sencilla el problema del ransomware actual. Este malware cifra nuestros archivos, y pide un rescate para darnos la clave de descifrado. En los primeros casos con cierta importancia, los delincuentes cometieron errores, como usar claves simétricas públicas o dejar las claves almacenadas en los equipos infectados. Las claves simétricas, aunque antes las haya simplificado, no son sencillas de averiguar a estos niveles. Para que se hagan una idea, con un algoritmo estándar de cifrado simétrico y una clave de 128 bytes, existirían 340.282.366.920.938.463.463.374.607.431.768.211.456 posibles combinaciones. Prácticamente imposible para cualquier superordenador moderno.

Posteriormente, han avanzado hacia sistemas de claves asimétricas. Una vez infectado con un ransomware de este tipo, olvídense de sus datos. No podrán recuperarlos. Podrán tener la tentación de pagar, si la supervivencia de su empresa depende de ello. Mi recomendación, y la de las autoridades, es no hacerlo nunca. Por varias razones. En primer lugar, mientras estos delincuentes vean que es un negocio próspero, seguirán atacando y perfeccionando sus técnicas. En segundo lugar, porque ¿Quién se fía de un criminal? Hay casos de gente que ha pagado, y el chantajista le exige luego más dinero. Y por último, la empresa que paga suele convertirse en un objetivo jugoso para otros atacantes, ya que se muestra vulnerable ante ellos.

La mejor opción entonces, es no infectarse. Mantener sistemas operativos, programas y antivirus actualizados. Tener cuidado con el correo electrónico. Y en caso de empresas, ponerse en manos de un profesional, que evalúe las debilidades de sus sistemas y proponga soluciones. Una herramienta que promete y estoy probando estos días es la Karspersky Anti-Ransomware Tool. Hay versiones gratuitas y puede coexistir con la mayoría de antivirus del mercado.

Por otra parte, la seguridad total no existe. Es, simplemente, una utopía. Por eso, además de las recomendaciones del párrafo anterior, debemos proteger nuestros datos. Con copias de seguridad. Y no de cualquier forma. El ransonware suele explorar la red y cifrar todos los archivos de las ubicaciones en las que tiene permiso de escritura. También las unidades conectadas por USB. Para usuarios domésticos, tener una copia de seguridad guardada en un disco duro externo que conectemos en el momento de hacer la copia y guardemos en el cajón después puede ser salvaguarda suficiente. Para las empresas, que requieren de un sistema de copias de seguridad permanente, deben utilizar unidades de red seguras, con usuarios y contraseñas complejas y utilizados sólo para éstas, de manera que el malware no pueda cifrarlas por no tener permiso de acceso.

Es un problema muy serio que cuesta millones de dólares al año y el cierre de muchas empresas. Por eso, reitero lo que siempre recomiendo. Precaución y sentidiño. He leído en los últimos días que hay alguna variedad de ransomware que, para evitarnos el pago, nos propone infectar a al menos dos de nuestros contactos. Otros nos informan que dedicarán parte de nuestros pagos a ONGs. Jugando con la ética. Hijos de puta.

Mas informacion
Alan Touring el descifrado de la máquina Enigma
Medidas de Seguridad contra Ransomware - CCN-CERT. Centro Criptológico Nacional.

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jueves, 11 de junio de 2020

Locura por los juegos gratis


Ya es habitual, desde hace unos años, las suscripciones de las diversas plataformas que te permiten disfrutar de algunos titulos sin coste añadido, como Steam, PSPlus o Live Gold de Xbox. O los juegos "free to play" en los que jugar es gratis pero se pueden obtener mejoras -relevantes o meramente estéticas dependiendo- con compras dentro del juego.

Los hay de todo tipo y para todos los gustos.

Pero ultimamente la cosa parece haber explotado como parte de una maniobra de marketing coyuntural. aprovechando que con la cuarentena en tantos paises ha repuntado el consumo de videojuegos y las compañias tanto de videojuegos como las plataformas han visto el hueco. Y lo han aprovechado.

Compensa regalar juegos?

La respuesta obviamente es sí. Por multiples razones, Epic lleva unos meses regalando minimo un juego semanal para Pc. Algunos mejores y otros peores. Pero que clasicos como Gta V, Civilization 6, Jst cause, Amnesia y otros tantos le han hecho ganar en visibilidad y recortar distancias con Steam.

Que mas ventajas?

A juegos que ya tienen un cierto recorrido les permite ganar usuarios y que su versión online, con compras para el usuario, gane en relevancia y beneficios. 

Y para el usuario. Pues si, a pesar del sindrome de Diógenes de guardar y guardar aunque no siempre tengas tiempo para jugarlos.



Echemos un vistazo rapido a los juegos gratis de este mes


En Steam
Free to play

The uncertain Last Quiet Day
Plants vs Zombies por solo un euro.


Futbol Club Simulator, para PC descargable desde FxInteractive


Starcraft 2

The Old Republic

Epic:
Overcooked . Del 4 al jueves 11.


Pryoecto Flashpoint


PS4 PS+
Call of Duty WWII
Star Wars Battlefront II

PSN Plus. ofrece renovacion anual por 42€

Mas información
Listado de juegos ofrecidos por Epic gratis por tiempo limitado


lunes, 8 de junio de 2020

Ardor en las redes


Arden las redes. Quizá esta vez sea más cierto que nunca. Todos los lectores que posean una cuenta en alguna red social, sabrán a lo que me refiero. Está siendo una época movidita.  El espectáculo que dan, día a día, políticos de todo pelaje se traslada a las redes sociales de forma literal. Ruido, insultos, descalificaciones y etiquetas vuelan sin control, como una guerra de almohadas lapidatorias. Un ambiente irrespirable. Cuentas de partidos políticos, medios de comunicación, diputados y diputadas; lideran a golpe de soflamas partidistas a los bandos de borregos que día a día se maltratan dialécticamente como si estuviesen en un Sálvame eterno.

Todos buscan culpables. Todos son esclavos del “y tu más”. Todos tratan de destruir al que piensa diferente. En eso se parecen. En la intolerancia. Unos dan la cara, con nombre, apellidos y foto. Otros se aprovechan del anonimato que permiten estas plataformas para subir más el tono. Acosos organizados al que piensa diferente. Denuncias a la plataforma para que eliminen contenido o cuentas. Diálogo de sordos.

Somos esclavos de nuestros sesgos, como comenté aquí en más de una ocasión. Tendemos a consumir periódicos o canales de televisión que son coincidentes con nuestra forma de pensar. Nos llena de razón. Como el amo que acaricia la panza del cachorro. Pero esos sesgos nos acomodan. Creamos una cámara de eco en la que se amplifica toda opinión con la que estamos de acuerdo. Las opiniones disidentes han de publicitarse en su manifestación más grotesca, para ridiculizarlas. Y si protesta, lanzarse al cuello. Con todos los de tu cuerda detrás. Acoso total.

En eso se han convertido las redes sociales.  Plataformas que se utilizaban para conocer gente, dialogar con personas de todas partes, establecer contactos y enriquecerse a nivel personal, hoy han perdido parte de su espíritu. Hoy, la mayoría es una manada de cabestros enloquecidos que cornean a la voz de su amo. Si criticas por una barbaridad a un bando, y mañana haces lo mismo con el otro, te catalogan de equidistante. Los equidistantes somos lo peor. Los mensajes de concordia no son bienvenidos para una gran mayoría.

Gente que dice que los que crispan son otros, mientras rezuman mensajes de odio por los poros. Filósofos que no saben ni atarse los cordones dando lecciones de Historia y de intolerancia. Y a la vez, llamando fascista a quien no piensa como él. Bajo un seudónimo, claro. Normalidad democrática, lo llaman. Iluminados que piensan que la sociedad es un reflejo del gueto social y virtual en el que malgastan su tiempo. Gente animando pogromos al grito de libertad. Eso es en lo que nos hemos convertido.

¿Saldremos mejores de esta crisis? ¿Saldremos mas unidos? Permítanme que lo dude. Saldremos como lo que somos. Una sociedad desmemoriada que sólo mira a su ombligo. Que jalea a los políticos como si fuesen tertulianos de prensa rosa o jugadores de fútbol. Ése es el horizonte que tenemos.

No puedo hablar de políticos esta semana sin nombrar a  Donald. Parece que mirar al otro lado del charco, a Brasil o a EEUU nos crea un poco de alivio. Ya saben, mal de muchos, consuelo de tontos. El señor de los mil peinados, líder del mundo libre -siempre me ha fascinado esa expresión- se ha enfadado. Se ha cogido un berrinche de pelotas. Con Twitter. Les pongo al día. Resulta que el otro día, el ilustrísimo publicó un Tweet en el que decía que el voto por correo podía suponer un fraude.  La red social, ni corta ni perezosa, le puso una nota al pie sugiriendo que lo que decía Mr. Orange podía ser falso. Mira que no hay gente a la que corregir, y no lo hacen. Pero claro, la política de Stop Bulos y la defensa de los valores éticos de este mundo de lo políticamente correcto no podía dejar pasar una afrenta así. ¡Un político mintiendo en redes sociales! Intolerable. Vamos a enmendarle la plana. En público. A Trump.

El resultado, lo esperado. Una superorden superpresidencial del copón bendito. Para poner a esos descastados en su sitio. Y por una vez, sin que sirva de precedente, quizá tenga que darle la razón a su excelencia. Les cuento. Existe una ley en EEUU que se denomina Ley de Decencia de las Comunicaciones. En su artículo 230, exime de facto a empresas privadas de responsabilidad sobre lo que publiquen usuarios en sus páginas web. A esto se han aferrado compañías como Twitter, Facebook o Youtube para enraizar su crecimiento.  El problema es que estas compañías han empezado a censurar contenidos según sus propios criterios. Y ya había un rumor ensordecedor entre Republicanos y Demócratas sobre la conveniencia de cambiar esta ley.

Hay dos conceptos claves para entender esta polémica. Las compañías a las que me refería antes son consideradas en EEUU como Common Carriers, transportistas de datos, en virtud de esa ley. Los medios de comunicación, son otra cosa. No solamente publicadores de datos de terceros, tienen una línea editorial, anunciantes que satisfacer y deciden que información publican y cómo la publican. Les pongo un ejemplo. A un taxista (common carrier) no pueden condenarlo por cómplice de asesinato por haber hecho diligentemente su trabajo de llevar al asesino a la puerta del domicilio de su víctima. De la misma forma que una empresa telefónica no es culpable de las diversas conversaciones que se producen en sus líneas para cometer delitos. Ellos sólo ponen la plataforma, pero no se inmiscuyen en los hechos. Imagínense, y es mucho imaginar, que un taxista le dijese a un asesino que dependiendo de cual fuese su objetivo le llevase o no. O que Movistar dijese, en una alocución automática de esas que todos amamos:”Para conversación sobre fuga de capitales, pulse 1, le pondremos una línea segura a prueba de juicios. Para conspiraciones para tumbar al Gobierno, pulse 2 y ahora le enviamos un tanque a la dirección que indique” 

Desde el momento en que una empresa privada censura algún contenido, ya no es un transportista de datos. Se convierte en un medio de comunicación. Y eso le hace responsable legal de cualquier contenido que se publique en sus páginas. Twitter, Youtube y Facebook, llevan años jugando con una doble baraja en la que alegan que no pueden controlar las publicaciones de sus usuarios, mientras deciden mediante sus políticas y algoritmos, cual es el contenido a publicar para ganar más dinero y contentar a sus patrocinadores y anunciantes. Esa doble moral de publicar violencia y censurar pezones.

La orden ejecutiva de Mr. Cheeto, aunque puedan leer por ahí que supone censura, significa todo lo contrario. Si las redes sociales quieren seguir al amparo del artículo 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones, han de dejar de censurar contenidos salvo que las autoridades judiciales del país lo ordenen. Si continúan censurando, serán tratados como medios de comunicación y se les hará responsables legales de las publicaciones de los usuarios. Lo que implicaría mucha más censura. En Europa ya seguimos este modelo desde hace años. Si tu escribes un blog, eres responsable legal, tanto de lo que tú publicas, como de los comentarios que se publican como reacción a tus artículos.

No se engañen, ni un panorama ni el otro es ideal. Existen redes sociales como 4chan, en las que no existe censura, que son absolutamente abominables. Y el exceso de censura para evitar consecuencias legales, convertiría a estas redes sociales en los Alpes de Heidi, o en otro medio de comunicación con sus sesgos e intereses. Lo que sí ha de tener freno es la doble moral a la que se acogen para establecer una censura a la carta, mientras no se hacen responsables legales de los contenidos. Porque podría parecer que tienen razón los que les acusan por todo el mundo de influir en elecciones por un puñado de dólares. Al fin y al cabo, son empresas.

¿A que no saben donde ha anunciado el Señor Tupé la orden ejecutiva? Efectivamente, en Twitter. Es un fenómeno. En fin, les dejo. Voy a por un Almax


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