martes, 26 de febrero de 2013

Twittear después de muerto.


El otro día leí un artículo en el blog Redessociales.es sobre una nueva herramienta para usuarios de Twitter llamada LiveSon. Lo que ofrece ésta aplicación es básicamente la posibilidad de seguir twitteando por nosotros una vez hayamos fallecido. Tal y como suena. Por lo de pronto empiezan a trabajar a partir de Marzo.
 
  La aplicación promete estudiar, nuestro timeline mientras estamos en vida. De ahí extraerá información sobre nuestros gustos, manera de escribir y temas de conversación. A partir del momento de nuestra muerte, que confirmará no sabemos por qué medios, comenzará a aplicar las enseñanzas que le hemos transmitido sobre nuestro comportamiento en Twitter. Nos dará la opción de dejar a un amigo encargado para que decida, si nos ponemos muy pesados en nuestros tweets postmortem, la conveniencia de seguir o no con la cuenta abierta.

  Ahora bien, ésto invita a una reflexión. Vale que seguramente a muchos usuarios les mejore la calidad de sus tweets después de muertos. ¿Pero de que vale si no puedes contar el número de retweets? ¿Les parecerá bien a los gerifaltes de Twitter la posible masificación generacional que traerán este tipo de aplicaciones?

  Yo propongo que en vez de una aplicación que siga haciendo más o menos lo que ya hacías tú en vida, utilicemos cualquier aplicación de las que valen para programar tweets para el futuro. De esa manera puedes, por ejemplo, poner a caer de un burro a alguien a quien no te convenía hacerlo mientras estabas vivo. O quizá programar la publicación de tu testamento en frases cortas por entregas semanales. O confesar la existencia de uno (o más) hijo(s) secreto(s). También podrías gastar bromas pesadas:

-  "Hijo mío, la deuda de tropecientos mil € con los narcos es mi legado para tí"
-  "¡Cariño, me acostaba con tu hermana!"
-  " Me he levantado de la tumba y me voy a las Bahamas" (antes de acabar el tweet están pidiendo la exhumación, para que les aclares lo de su hermana)

 En fin, se abre un abanico de posibilidades que me hacen la boca agua. Yo ya tengo mi primer tweet postmortem preparado. Es bastante inocente, porque va dedicado a mi esposa:

  ¡POR FIN PUEDO TWITEAR EN PAZ!

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