No es de extrañar. El Windows 8 nos pareció prescindible ya antes de su estreno, había quien lo comparaba con el fallido Vista.
La realidad es que el usuario de windows, visto lo visto, si le funciona no lo cambia. En algunos casos equipos que dan para correr un windows 7 pero tras una pésima experiencia con Vista, los propietarios preferían volver al archiconocido XP, por si acaso. Las cosas van cambiando, Windows 7 se perfila como una plataforma solida y se ve una cierta migración, pero no la esperada por la cúpula de la empresa de Redmond.
Pero Windows 8 no triunfa. Los números no mienten. Si bien Windows obtiene casi el 90% de los sistemas operativos instalados se observa la paradoja de la que hablábamos antes. Vista tiene 4.11% y XP a pesar de las ofertas de actualización -y de que el soporte oficial termina en Abril de 2014- es la segunda version de Windows más utilizada con un 33.66%. Algo falla en la estrategia de Microsoft, quizá su política de precios o quizá la inseguridad del usuario en su "siguiente versión".
La mejor estrategia al lidiar con Microsoft parece ser no arriesgar. Por si las moscas.
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