Llego a esta cita semanal agotado. Las
solicitudes de empresas para adaptar todos los puestos posibles para
teletrabajo han colapsado mi agenda y la de otros muchos colegas. De un día
para otro, la sociedad ha cambiado. Va a ser un cambio temporal, no sé si largo
o corto. Pero tengo la sensación de que la nueva normalidad que conozcamos
cuando termine esta crisis será distinta. En muchos aspectos. Yo voy a hablar
del tecnológico, le dejo el resto a otros.
Llevamos años evolucionando nuestra manera de comunicarnos
con el mundo. Nos hemos digitalizado hasta límites insospechados. Los teléfonos
inteligentes que llevamos en nuestros bolsillos eran un relato de ciencia
ficción hace 15 años. Las primeras conexiones a Internet con tarifa plana
llegaron a nuestro país hace sólo 20 años. El Whatsapp es joven, 11 años.
Netflix ha llegado a España hace 4 años. ¿Se imaginan una cuarentena como la
que tenemos hoy sin alguno de estos servicios?

Las redes se están viendo sometidas a unos test de estrés
supremo. Muchos servicios que están diseñados para un número de accesos en
condiciones normales, se ven bloqueados ante la avalancha de peticiones. Las
redes tienen picos de saturación al tener a tanta gente con teletrabajo, los
niños viendo videos de Youtube y los padres compartiendo indiscriminadamente
todos los memes que nos llegan por redes sociales. Todo a la vez. Y salvo
momentos puntuales, se están comportando bien. El desafío para la
infraestructura del tráfico de video es una pesadilla para las operadoras, que
piden un uso responsable y limitar las horas de visionado de videos online a
las no laborales para evitar la saturación.
No obstante, tenemos que rellenar las horas. Las nuestras
y las de nuestros hijos. Y recurrimos a las redes. Tanto para trabajo como para
ocio. Y a veces estamos perdidos o saturados con tanta información y propuestas
que nos ofrecen. Voy a intentar acotar un poco las opciones, empezando por los
niños.
La situación académica de los niños, sobre todo los de
primaria que necesitan más el tutelaje de los profesores, nos preocupa a todos
los padres. Y los colegios no están preparados para una situación como ésta. La
modalidad de clases online, que es muy apreciada en cursos para adultos y
universitarios, no es necesaria para niños pequeños. Hasta ahora. Que nos han
pillado en pelotas. La situación de cerrar los colegios de un día para otro
hace que la sensación de improvisación se extienda entre todos los padres. Y
aquí quiero romper una lanza por los centros educativos. Ninguna sociedad puede
prever que los menores no vayan al colegio. Es algo que necesitan, para formarlos
como seres sociales. No sólo por la formación académica.

Voy a recomendaros dos plataformas educativas, respaldadas por docentes y pedagogos, para complementar las tareas que les han mandado los profesores de una manera lúdica que les ayude a pasar las horas.
La primera es mundoprimaria.com. Una plataforma amplísima en la que podemos encontrar recursos de todo tipo para nuestros hijos. Juegos, cuentos, lecturas y dibujos que ponen a nuestra disposición de forma gratuita.
La otra es code.org. Está especializada en la programación para niños a través de juegos. Es una forma muy divertida de empezar a conocer el lenguaje informático. Hay muchas más, que también incluyen material para Secundaria y Eso, como Cerebriti y Little Smart Planet.
Por otra parte, y para quemar el exceso de energía de los
niños, he probado algunos canales de Yoga para niños de Youtube. El de Cosmic Kids Yoga es muy divertido. A
mis hijas las he acompañado en la primera sesión. El resto ya las han hecho
solas, corro el riesgo de lesionar mi orgullo.
Para
los adultos también hay una oferta muy variada. Libros electrónicos gratis,
como “El Paciente” que regala mi amigo Juan Gómez-Jurado, una vez más
demostrando su solidaridad y su amor por la lectura. Visitas virtuales al Museo del Prado y cursos en la misma página sobre Velázquez. Exposiciones virtuales
en el Museo Reina Sofía y el Thyssen. Accesos al museo Vaticano o al mismo
Louvre de París. Conciertos en Instagram. Obras de teatro online. La oferta
cultural es grandiosa.
Ahora bien, para los que tenemos la suerte de estar
recluidos en familia también hay otros recursos mucho más valiosos para pasar
este tiempo. Las sobremesas, sin la prisa que nos impone habitualmente nuestro
ritmo de vida. Las tardes con juegos de mesa de todo tipo. Los juegos con los niños
a su mismo nivel, sentados en el suelo. El placer de una charla con tu pareja
mientras compartís una botella de vino, o media. Bailar en el salón o cantar
canciones. Disfrutar, al fin y al cabo de la compañía. Esto va a ser largo y
necesitamos contacto humano. No me quiero olvidar de nuestros mayores, muchas
veces solos en casa. Una videoconferencia para verles las caras, que su soledad
sea relativa en estos momentos en que el peligro para ellos es mayor.
El desafío al que nos enfrentamos como sociedad
globalizada y conectada es máximo. No es menor el que afrontamos a nivel
individual. Utilicemos las herramientas de que disponemos y aprendamos cosas
nuevas ahora que tenemos tiempo. Mantengamos el optimismo en estas épocas
inciertas.
Escucho en la televisión un comunicado chino sobre el
desarrollo exitoso de una vacuna para el virus que ha infectado a más de
300.000 personas en el mundo a día de hoy. Recibo la noticia del nacimiento del
pequeño Noé. Un abrazo fuerte y virtual
a sus padres. La sociedad cambiará. La vida sigue.